sábado, 19 de septiembre de 2009

Crítica de Malditos Bastardos: La II Guerra Mundial según Tarantino


Cuando mi madre me pregunte "¿qué tal la película?" le responderé: "Es una buena película, pero no es para tí". Es la mejor forma de contar mi opinión respecto a la última de Tarantino, Malditos Bastardos.


Entrando en detalles nos encontramos con una película tarantiniana en toda regla: mujeres bellas e independientes, los motivos personales que arrastran la trama, la profesionalidad de los personajes que casi parece robada del propio John Ford, referencias cinéfilas a tutiplén (en Cinemanía hablan bastante ya sobre ello de una manera tan matemática que que ahora me repulsa entrar demasiado en ello), fetichismo de pies, glamour... Y sobre todo violencia.


Brad Pitt encarna al sargento Aldo sin despeinarse, en un papel muy parecido al que hiciera en Quemar después de leer. Solo que esta vez su personaje, a parte de moverse por la ambición (esta vez de conseguir el mayor número de cabelleras) también tiene una proyección artística en su trabajo como soldado. Esto, indudablemente enmarca el mensaje del autor de la película en una aprobación de la guerra justificada, como más tarde expondré, en la Ley del Talión.


La ideología queda subyugada al elenco de fantásticos secundarios que completan esta historia coral. A destacar Christoph Waltz encarnándo a un metódico y racional Hans Landa (aunque creo que un personaje tan cuidadoso no dejaría rodar el corcho de una botella, lo colocaría de pie). Por contra me ha dado la sensación de que Daniel Bruhl no acaba de creerse su personaje hasta la última secuencia.


Durante la película nos encontramos con varios detalles ficcionados de la historia reciente de Europa. No quiero debatir sobre si la licencia histórica que se toma Quentin es lícita, pero no dudo de que sea lógica. Tras El hundimiento, donde Bernd Eichinger adaptaba el libro de Joaquin Fest, Melissa Müller y Traudl Junge para exponernos a un Führer humano, lleno de desesperanza y roto, era de comprender que la desmitificación hiciera efecto y Tarantino convirtiera a Adolf Hitler en un bufón que le sirve de pelele para trasportar de escenario a escenario la tensión dramática. Casi referencial del Gran Dictador (1940) del genial Charlot Chaplin.


También nos cruzaremos con la obra de Leni Reinfestahl de bruces, de costado y de refilón. Apuntes críticos, (los pocos que hay en la bobina) dirigidos a quienes, como Leni Reinfestahl, sobrevivieron a los moralidad del nazismo y le dieron la espalda sin ningún tipo de castigo por parte de ninguno de los dos bandos. Tarantino nos cuenta que él los hubiera marcado como ganado. Justifica con ello la ley del Talión, como ya habría argumentado en sus anteriores trabajos. Recuerden la motivación de La Novia en las dos partes de Kill Bill, por ejemplo.


Y es que estamos delante de la obra más tarantiniana hecha por Tarantino. Es como si por primera vez Quentin se hubiese estudiado a sí mismo para acabar encontrando una esencia. Incluso manda a través de sus personajes mensajes personales: está cansado de la fama (Hanz Landa y su mote), se reconoce como director autor (en boca de Emmanuel Mimiex), que puede que haya hecho su mejor obra (a través de la asociación de ideas de la frase final y su crédito)... Esta obra sin duda significa el reconocimiento de su metalingüismo o su cine que habla sobre cine.


Pocos más son capaces de mantener tu atención en secuencias larguísimas en el segundo acto. Pocos más son capaces de crear un ambiente personal que incluso se traga la estética nazi para hacerla suya. Pocos como él hacen que te acuerdes de los nombres de los personajes al llegar a casa. Pocos más son capaces de hacer sensual el gesto de poner un zapato a una mujer rodeándolo de un halo de violencia que convierte un axfisiamiento en algo orgásmico. Pocos más son capaces de llevar al cine a gente que no suele ver violencia, hacer que se traguen todos los disparos del film y hacer que se justifiquen a ellos mismos: "es así, es Tarantino" he oído varias veces en las butacas. Mi madre no es de esas.

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