miércoles, 23 de septiembre de 2009

Sobre subvenciones y producciones cinematográficas

Cada día el pesimismo me gana una batalla más. Los filtros por los que debe pasar una serie, una película e incluso un cortometraje hacen que el resultado final sea dificilmente una creación personal. Escribes un corto y no sólo le tiene que gustar a tu familia para que te apoye al intentar levantar el proyecto, también le tiene que gustar a un productor (a no ser que tengas un familiar rico al que engatusar). Y claro, el productor siempre intentará meter sus ideas en tu trabajo con la justificación de que se trata de su dinero, que sin una producción un guión se queda en papel mojado que nadie más leerá o que él como productor también tiene cualidades creativas.

Nada de esto es mentira, pero no son las formas. Creo que si alguien entra en un proyecto creativo a mitad del proceso nunca llegará a tener una consciencia global como la persona o personas que lo han llevado a cabo desde que era un folio en blanco. La creatividad es la toma de decisiones sin existir un criterio convencional.

Si llegas a convencer a un productor lo más probable es que ralentice la producción mientras busca la inversión estatal mediante subvenciones en el proyecto. Por lo tanto llegamos a otro filtro: los jurados.

Normalmente no se suelen conceder subvenciones a creativos noveles, ni a productoras noveles. Y lo que consigue esto es que los jurados se conviertan en una especie de mafia en la que se deben sortear a los populares, conocidos de los miembros, los mediáticos que ya arrastran un público y lo peor de todo, tener que tratar temas y perspectivas en las historias que sean del agrado de los que te van a juzgar.

Todos sabemos que la censura es cosa del pasado. En estos momentos de infopolución lo que se lleva es la desinformación. Nadie hablará de algo que no se muestra en los medios de comunicación, o al menos sólo lo hará hasta que al día siguiente se reseteen la mayoría de los temas político-sociales en los periódicos, radios y televisiones.

Creo que en la conciencia del autor tiene que supurar una conciencia solcial implícita.

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