martes, 22 de septiembre de 2009

Lo que nos trajo la TDT

Los espectadores en España vivimos un "entretiempo" televisivo. Hartos de publirreportajes, telepromociones y call-tvs que nos engañan, nos tratan por idiotas o se disfrazan de información cuando son propaganda. Y los contenedores matinales lo mismo llevan al líder de la oposición que a la madre de Andreíta. O centran la opinión pública en sucesos específicos, ya sea para crear alarma entre las amas de casa, o crear el clima idóneo para sacar a parrilla el último reallity show.

La televisión generalista mama de internet sin dejar madurar a un medio éste, que crece por iniciativa propia y del público. Pero youtube no deja de ser un macroprograma interactivo del tipo Videos de primera, donde la gente cuelga y ve videos de golpes, accidentes, mascotas, programas japoneses o el momento en el que se le ven las bragas a una presentadora.

Ahora con lo de la crisis se está volviendo a poner de moda el condicionamiento del espectador. Te recuerdan a qué hora comenzó el programa, los minutos que quedan para que empiece el siguiente o la programación de esta semana de la cadena.

También está volviéndose común emitir en HD en formato panorámico o 16:9, por lo de las teles de plasma que nos hemos comprado por el mundial, el apagón analógico o nuestra cinefilia. Pero se ha dejado de tener en cuenta los márgenes de seguridad para las pantallas en 4:3 y el espectador se encuentra con sobreimpresiones cortadas, logotipos que se salen fuera de la pantalla, composiciones irregulares, pantallazos al reformatear para dar paso a la publicidad...

Todo ello nos viene a decir que el espectador en televisión apenas importa, cuando con la llegada de la TDT y la mayor segmentación de la audiencia se suponía que ibamos a poder escoger mejor sobre nuestros gustos, estar mejor informados y todas esas falacias que acompañan normalmente al subir un escalón tecnológico.

Pero lo que más me indigna es la batalla que las marcas con renombre y mucho poder económico están llevando a cabo, desprestigiando sin información a otras compañías. "Confiamos en las marcas", "las marcas son valor seguro" o "no te puedes fiar de las marcas blancas" son mensajes con los que el medio está bombardeando al espectador.

El motivo, podemos suponer que es la falsificación de las marcas con la crisis económica o el consumo desinformado por parte del consumidor con problemas económicos. Todo lo contrario. Justo ahora la capacidad, experiencia e información boca a boca había llevado a los compradores a preferir los productos hacendados, que no dejan de ser excedentes de producción a menor precio para que la rentabilidad de las grandes compañías siguiera creciendo. Y les salió el tiro por la culata.

Pero con la crisis económica y la llegada de la TDT hicieron que las grandes compañías moviesen ficha, reduciendo en un 20% su inversión publicitaria en televisión. Esto no responde a un decrecimiento de la audiencia general (en realidad se sale menos de casa, se visita menos el cine, los restaurantes y se consume mucha más televisión), sino a una demostración de poder: los programas en televisión son lo que va entre dos bloques de anuncios y no alrevés.

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