miércoles, 6 de agosto de 2008

"2001: Odisea en el espacio"


Muchos, al ver 2001: odisea en el espacio, se preguntan qué es el monolito. Pero para mí, a pesar de no haber resuelto esa duda, otra me asalta y me llena de preguntas el cerebro. ¿Qué significa el plano negro de más de dos minutos con el que empieza el film? ¿Solamente lo veo yo o hay gente ahí fuera que también lo ha visto? ¿Qué significará para ellos? ¿Porqué se repite a lo largo de la película en tantas ocasiones?

Lamentablemente el reciente fallecimiento de Arthur C. Clarke, el HAL9000, el gran cerebro pensante que se esconde tras esta grandiosa aventura épica, cargada con sutiles y vaticinadoras pinceladas de realismo, ya bien cuando habla del pasado, ya bien cuando nos presenta el futuro. Hoy todos nosotros conocemos la “comida de astronauta”, pero los americanos de aquel 1969 en el que más tarde verían televisado el alunizaje de Armstrong no tenían categoría de “comida basura” en los congeladores de sus supermercados. ¿Qué significa el plano negro?

Por otra parte, y de manera clara y honesta, se nos presenta el discurso narrativo cinematográfico de la adaptación de Clarke como una revisión del discurso nihilista, la presentación de tres minutos con un plano negro cuyo significado no conozco todavía que convierte a la película en pura música. Dentro del aspecto musical, la ópera elegida –Zaratrusta de Strauss- mantiene el mensaje de honestidad al expresar la corriente ideológica del esqueleto del relato.

El aspecto más destacable de la película es la versatilidad y perfección en la dirección que demuestra Stanley Kubrick. Pasa de dirigir al comienzo del film como si se tratara de un documental en el que se nos muestra por primera vez el monolito, ¿o no?, a contarnos la aventura interestelar del hombre, que no del ser humano, desde una construcción musical casi de videoclip gracias al gran uso de los recursos sinestésicos y estéticos. Por ejemplo en la escena del viaje en el tiempo en la que el tiempo se dilata y lo sabemos gracias al cambio de color de la pupila con cada pestañeo. Sencillo, sutil y muy visual. Pero ante todo un efecto justificado.

Hay que poner la atención el tributo que Kubrick guarda a Fritz Lang M en la secuencia del linchamiento más inolvidable de la historia del cine moderno. En esta parte se nos cuenta el despertar del intelecto humano, como si la visión del Megalito les hubiese otorgado el don de la inteligencia para cambiar la propia naturaleza herbívora a los simios para adoptar una conducta depredadora del guepardo.

Se debe destacar la fotografía y el uso de las profundidades y el detalle en toda la película, pero en especial al plano del guepardo cuyos ojos reflejan la luz como si su cabeza estuviese taladrada. En mi opinión focaliza la atención en ese plano, en ese detalle, para enfatizar sobre las diferencias de estatus dentro de la vida no civilizada. Y probablemente también porque se trata de un punto común con Zaratrusta y su discurso.

Y pasamos al presente con un plano del simio semi-humano lanzando un hueso al cielo. Y el hueso tiene en común su forma con la nave. Entonces, si Kubrick no utiliza un fundido a negro como elipsis del tiempo transcurrido, ¿qué demonios significa el plano negro? Sigo sin saberlo.

Y en la mente de Kubrick un punto en común la orbitación de los planetas y el cine, la música del Vals. Y los planos rotan, giran o contienen objetos que rotan como si viviésemos en una espiral. Nietzche utilizaba la metáfora de la espiral para mostrarnos al hombre débil de voluntad, así como Billy Wilder ya lo utilizó en algunas de sus películas como detalle de autor.

Incluso podemos ser espectadores dentro del film de una partida de ajedrez al estilo Igman Bergman en El séptimo sello, solamente que el ser humano ya no juega una partida contra la Muerte, sino contra la máquina que va a intentar matarle y cuya muerte tendrá que ejecutar. Y recordemos que la conciencia de HAL9000 funciona igual que la de un ser humano, así que estamos hablando de la lucha contra la empatía, la debilidad del ser humano, dejar a tu perro adoptado llorar toda la noche en la terraza porque cree que le han vuelto a abandonar. De nuevo el nihilismo.

Como motivo autoral podemos destacar que de nuevo, al igual que en La chaqueta metálica, lo militar está vinculado al secretismo. Este detalle es la base fundamental sobre la que se asienta la idea conspiranoica del montaje por parte de Kubrick del viaje de Armstrong y compañía en el falso documental Operación luna emitido en el 2002.

Otro aspecto musical a destacar es el respeto al silencio que llena el espacio exterior en donde al existir vacío las ondas físicas, como las vibraciones del sonido, no son transmitidas. Este realismo concebido de nuevo por la imaginativa de Clarke, fue pervertido por la espectacularidad de la saga La Guerra de las Galaxias de George Lucas. ¿Me estás leyendo? ¿Me estás leyendo HAL? Pues continuamos. Con el traje espacial en la cápsula recogiendo a su compañero muerto, el traje del astronauta recuerda a Lucke Skywalker en su X-Wing. George Lucas también coge detalles de esta película para su saga como la respiración del primer viaje fuera de la nave en la misión a Júpiter para caracterizar a Darth Vader o las maquetas de sus blancas y detalladas naves estelares, que chocan en el claroscuro con el negro del universo. ¿Y el plano negro donde está?

Respecto a la imagen Kubrick utiliza un cubismo futurista en la composición casi fotográfica, incluso pictórica que recuerda a Mondrian. Destaca la gran profundidad de campo de los planos. Influencia estética en los videojuegos de tipo “shoot´em´up” desde un clásico como Doom, la saga Quake o cualquier otro juego futurista de mata-mata con pasillos y salas.

Lo que sorprende como espectador de la película es la sencillez del relato. Pasado y futuro son la misma escena, la misma acción con diferente atrezzo, un croma aquí, un decorado allí, diferente composición en el montaje, y un zumbido sinestésico invade nuestros tímpanos cuando el astronauta toca el monolito como si nosotros fuésemos él. De nuevo reaparece el nihilismo recordándonos que a los astronautas de hoy en día se les presupone superhumanos, con cualidades físicas e intelectuales por encima de la media.

También hay que mencionar que mientras el día del estreno la parte que sucede en la Luna era lo que la hacía estar de actualidad, en la actualidad es la parte en la estación internacional en construcción lo que la mantiene vigente gracias de nuevo al bueno de C. Clarke.

Y entonces es cuando te percatas de que el viaje en el tiempo se asemeja lo suficiente a la concepción, que ha nacido el superhombre, el dios que una vez fue humano, que todo son ciclos y que la visión global del mundo de Kubrick es la cosmovisión y no tiene nada que ver con Nietzche lo que te ha contado. ¡Vaya! Ahora que tenía al niño de Así habló Zaratrusta y los astros se habían alineado descifrándome que el plano negro, ese maldito que me llenaba de preguntas la cabeza, era el primer plano del monolito. Y ese monolito a mi parecer puede ser la nada, el universo entero, lo desconocido, el mal, o todo. Dios.

En definitiva, lo que quiero explicar es como en mi opinión Kubrick emula a Orson Wells, en otro momento histórico-político diferente, si cambiamos la obra de Arthur C. Clarke por La guerra de los mundos de H.G. Wells, en lo que se convierte a mi entender en la primera obra posmodernista del cine americano gracias a la planificación a bajo coste y largo plazo de Kubrick. ¿Mi valoración? Logra con creces su ambicioso propósito sin dejar de tratarse de un juego con la perspectiva de la cámara entre lo aparente y lo real, la perspectiva, llegando a ser tan redondo como cualquier ciclo borgiano. ¿Conforme?.

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