miércoles, 6 de agosto de 2008

"El día de la bestia"


Alex de la Iglesia es el cineasta español que mejor supo adaptar el postmodernismo a la cinematografía española. Dos años después de llevar a cabo su ópera prima Acción Mutante, en 1995, y de nuevo de la mano de su amigo y guionista Jorge Guerricaecheberria, rueda con un presupuesto ajustadísimo El día de la Bestia, una visión tragicómica de la sociedad madrileña, que acabaría por convertirse en un referente en su filmografía.

La obra del recientemente fallecido Rafael Azcona es la influencia más importante que subyace en esta obra. El uso de la comedia para enviar un mensaje crítico sobre la sociedad contemporánea, el compromiso social y el no posicionamiento político son rasgos que el director bilbaíno acabaría por hacer suyos tras más de quince años de profesión. El estilo formal de la obra es, como ya he citado, el postmodernismo. Pero se trata de un postmodernismo ya clásico en el que las referencias aleatorias a otras obras clásicas son un guiño al espectador formado cinematográficamente.



En El día de la bestia nos encontramos detalles que recuerdan a Corresponsal en el extranjero de Alfred Hitchcock, en el que un reportero americano intenta detener a agentes enemigos en Londres durante la II Guerra Mundial. También utiliza recursos típicamente hitchcockianos, como el uso de escenarios popularmente conocidos para causar en el espectador una sensación dual entre lo cotidiano y lo ficticio.

Esta vez el “pez fuera del agua” será un culto y afable sacerdote bilbaíno, cuya bondad nunca se ha visto pervertida por la corrupción social que existe fuera de su mundo de libros y religión, personaje encarnado por Alex Ángulo (quien ya había trabajado con Alex de la Iglesia en su primer cortometraje, Mirindas Asesinas), y deberá adentrarse en la oscura y corrupta noche madrileña por la revelación de una profecía.

La profecía es, por tanto, otra de las obras claramente referenciadas aquí. De hecho, su revisión de la obra gana fuerza al mezclarse con el mito del Ouroboros, haciendo un gran hincapié en la capacidad que tienen las profecías para autorrealizarse, sobre todo para los que creen fervientemente en ellas.

Pero mucho más importante, a mi modo de ver, es la referencia a la comedia española Sor Citroen, en la que, al igual que en El día de la bestia se nos presentaba como algo cómico el choque de mundos que se creaba al sacar una monja del convento (Gracita Morales) y enfrentarla con el mundo real. También podemos fijarnos que en las escenas televisivas, cuyo protagonista es el profeta televisivo Cavan (Armando de Razza) son una referencia directa a Jesucristo Superstar, en una probable crítica del director bilbaíno a la espectacularización de lo espiritual.

También se podría hablar de las referencias a Apocalypse Now de Francis Ford-Coppola, ya que si nos centramos en la búsqueda de Satanás por parte del personaje encarnado por Alex Angulo y lo sustituimos por el Coronel Kurtz (Marlon Brando) y el personaje que dio vida Martin Sheen, nos encontramos entonces con una coincidencia argumental, el camino a la ambigüedad moral de la sociedad actual.

Por otra parte, nos encontramos con una referencia a El exorcista de William Friedkin, siendo ésta más que una referencia una parodia que hace más digerible lo oscuro de la historia.



Alex de la Iglesia destaca, a parte de su natural talento para la comedia negra que sumerge al espectador en los rincones más oscuros del alma humana con una carcajada, por su gran capacidad para dirigir a actores. Un ejemplo de ello es que la “protoidea” de esta película que estamos tratando hoy es la idiosincrasia del citado actor Alex Angulo. Pero también incidiré sobre el resto del reparto, el punto fuerte de la película. En él nos encontramos con Terele Pávez (actriz que repetiría en posteriores repartos del director bilbaíno) en el papel de Rosario, una elección que se acerca más a su papel televisivo en Historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador y se aleja de su actuación en Los santos inocentes de Mario Camus. También nos encontramos con un Santiago Segura representando el complemento cómico perfecto al papel de Alex Angulo.

En cuanto a la estética, podemos ver también una similitud que va más allá del apellido con la obra de Eloy de la Iglesia La estanquera de Vallecas que es, a mi modo de ver, una de las referencias perdidas en el subconsciente del director, ya que, tanto el tono satírico, el tema de las drogas, del sexo… como la crítica social son comunes en ambas obras.

En la actualidad la obra de Alex de la Iglesia flirtea más con los grandes medios de comunicación. Podemos ver como sus apariciones en programas de televisión aumenta día a día, su blog personal de rodaje lucha por ser uno de los más visitados en el ámbito del cine español, su amiguismo con grandes productoras televisivas y su cada vez más fuerte influencia por las series de producción americanas han pervertido su cinéfila visión sobre el mundo, tal y como se presentaba formalmente al gran público con El día de la Bestia, sin duda alguna su mejor obra hasta la fecha.

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