Resulta violento reconocer durante un rodaje que tal o cual película la has visto descargándola de Internet. A esto siempre saltará alguien que cree estar situado en un plano moral superior: "No veáis las películas en Internet, id al cine".
Un planteamiento equivocado, desde mi forma de verlo. ¿Es más fácil intentar educar a toda una generación de jóvenes cuya cultura audiovisual ha crecido más allá de sus posibilidades sociales, culturales y económicas para que vuelvan al cine? ¿O es más fácil hacer entrar en razón a los productores audiovisuales españoles para que creen sus propios soportes en formato web para seguir registrando las audiencias de sus productos en Internet?
Me temo que la solución díficil es la correcta. La evolución del sector va de la mano del desarrollo de productos tecnológicos y nuevos medios. No puede ser una casualidad que cada vez tengamos pantallas más grandes en nuestros hogares y más asientos vacíos en las salas de los cines de nuestras ciudades.
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